Algunos utensilios, aunque no sean todos esenciales, le ayudarán a preparar la
mermelada y la confitura.
Cacerola Puede utilizar un cazo grande de base
gruesa, de modo que una vez añadido el azúcar esté
lleno sólo hasta la mitad. Sin embargo, una cacerola
especial para conservas facilita mucho las cosas, puesto
que los lados inclinados ayudan a que la mermelada
se cueza constantemente sin que se derrame. Escoja
una de acero inoxidable, de cobre o aluminio antiadherente
La base debe ser gruesa y ancha para que
no se queme la mermelada y no salpique sobre la
encimera al cocerla a fuego vivo. La medida adecuada
dependerá de la cantidad de mermelada que desee
hacer.
Puede utilizar cacerolas antiguas de cobre sin recubrir
o de cobre amarillo, siempre que estén bien limpias,
pero le aconsejamos que no utilice cacerolas muy
antiguas que estén estropeadas o que no se puedan
limpiar bien. Elimine cualquier decoloración o mancha
con un limpiador eficaz y lave bien la cacerola
antes de utilizarla. Las mermeladas hechas en cazuelas
de cobre no contienen tanta vitamina C como las preparadas
en cazuelas de acero inoxidable o de aluminio.
No deje reposar nunca una conserva en un recipiente
de aluminio puro.
Si no dispone de una cacerola utilice un cazo grande,
pero recuerde que no suelen ser tan anchos y, por consiguiente,
hay que mantener la fruta en el fuego durante
más tiempo.
Tarros de mermelada Necesitará un buen surtido de
tarros sin rotura, grieta o golpe alguno. Los más útiles,
y aquellos cuyas tapas son más fáciles de adquirir, son
los de 450 g o de 1 kg. Límpielos bien con agua caliente
y jabón y enjuáguelos. Séquelos luego en un
horno a 1400 y utilícelos cuando aún estén calientes
para que no se rompan alllenarlos con la mermelada
hirviendo. Necesitará cubiertas de celofán, aros de
goma y etiquetas para tapar y etiquetar los tarros. Podrá
encontrar estos objetos en una tienda de utensilios de
cocma. 4,
Otros utensilios
1. Una cuchara de madera grande, con mango largo,
para remover.
2. Una espumadera para quitar la espuma o los huesos
de fruta que queden en la superficie.
3. Un termómetro de azúcar. Aunque no es indispensable,
es muy práctico para comprobar la consistencia
de la conserva .
4. Un embudo con tubo ancho para llenar los tarros.
Si no tiene, utilice una jarra resistente al calor o una
taza grande.
5. Un deshuesador de cerezas para no mancharse las
manos con el zumo. Es práctico y ahorra tiempo.
6. Un tamiz de nilon. Si es de metal, decolorará la
fruta.